Según una investigación realizada por la psicóloga Vanessa Simmering, de la Universidad de Wisconsin en Madison (Estados Unidos), el cerebro de los menores de cinco años no está preparado para relacionar los objetos con sus colores asociados. Aunque sí que son capaces de percibir las diferencias entre los objetos, su cerebro aún no puede archivar en la memoria los detalles visuales de un objeto.
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