Una nueva costumbre, que no puede traer nada bueno, a mi parecer, acecha la naturalidad de los pequeños polacos. Resulta que en este país se ha puesto de moda someter a los chicos y chicas de 8 años a operaciones estéticas, con la finalidad de estar guapo para hacer la comunión. “Las intervenciones más comunes que hacemos a los niños antes de su comunión son operaciones para corregir las orejas de soplillo, la eliminación de pelos en la cara y de manchas”, asegura Jerzy Wilgus, un cirujano estético.
Y es que esta celebración se ha convertido, en Polonia, en todo un acontecimiento de estatus social, en el que las familias ricas no dudan, ni un segundo, en sacar sus mejores galas y gastarse todo lo que sea necesario y más. “Los pequeños tienen que recordar que algo ha sucedido en sus vidas y todo lo que les recuerda ese momento”, afirma Ryszard Oszmian, padre de Karolina, una niña que acaba de hacer la comunión.
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