domingo, 6 de febrero de 2011

Últimos pensamientos sobre Woody Guthrie. Bob Dylan.

Cuando la cabeza te dé vueltas y el cerebro quede insensible,
Cuando creas que eres demasiado viejo, demasiado joven,
demasiado listo o demasiado tonto.
Cuando te estés quedando atrás, perdiendo el paso.
Arrastrándote lentamente en el agitado curso de la vida.
No importa lo que hagas si empiezas dándote por vencido.
Si el vino no llega al borde de tu copa.
Si el viento te aparta a un lado mientras te sujetas con una mano
y se suelta la otra y el sentimiento ha muerto.
Y el fuego de tu locomotora necesita un nuevo chispazo para encenderse.
Y aunque la madera sea fácil de encontrar tú no tienes nada
que ganar al ir por ella.
Y tu vereda empieza a dar vueltas y tu calle se hace demasiado larga.
Y empiezas a caminar hacia atrás aunque te das cuenta que te equivocas.
Y la soledad se eleva mientras el día cae.
Y mañana por la mañana parece estar demasiado lejos.
Y sientes que las riendas de tu pony se te escapan.
Y la cuerda se te escurre porque tienes las manos húmedas.
Y tu desierto cubierto por el sol y tus valles siempre verdes
se vuelven barrios bajos deshechos y callejuelas llenas de cubos de basura.
Y tu cielo llora agua y tu cañería de desagüe vierte líquido.
Y el relámpago flamea y el trueno restalla.
Y las ventanas tabletean y se rompen y los tejados se estremecen.
Y todo tu mundo se cierra con estrépito.
Y tus minutos de sol se vuelven horas de tormenta.
Y de vez en cuando te dices a ti mismo
"Nunca supe que fuera a ocurrir así...
¿Por qué no me lo dijeron el día que nací?".
Y empiezas a sentir escalofríos y a dar saltos por culpa del sudor.
Y estás buscando algo que no has encontrado del todo todavía.
Y andas metido hasta la rodilla en agua sucia con las manos al aire.
Y tu chica te deja, se fue volando hace ya tiempo,
y tu corazón se siente enfermo como un pez a punto de ser frito.
Y el martillo perforador se te cae de las manos a los pies.
Y lo necesitas de verdad pero yace allí en la calle.
Y tu campana suena muy fuerte pero no logras escuchar su tañido.
Y piensas que tus oídos quizás estén heridos.
O que tus ojos se han vuelto sucios a causa
del tenebroso espectáculo de la suciedad.
Y te figuras que fracasaste en la disputa de ayer
cuando fuiste engañado y burlado mientras hacías frente a un farol.
Y tú llevabas todo el tiempo tres reinas
y eso te vuelve loco, te hace sentir vergüenza
como si estuvieras en la página central de la revista "Life"
dando saltos alrededor de la maquinita de juego.
Y hay algo en tu mente que te gustaría estar diciendo.
Que alguien en algún lugar debería estar escuchando.
Pero sigue atrapado en tu lengua y aprisionado en tu cabeza.
Y eso te molesta horrores cuando estás tumbado en la cama
y por mucho que lo intentas no puedes decirlo.
Y hasta en el alma tienes miedo al pensar que podrías olvidarlo.
Y tus ojos nadan por las lágrimas que hay en tu cabeza.
Y tus almohadas de plumas se convierten en mantas de plomo.
Y la boca del león se abre y miras fijamente sus dientes
y su mandíbula empieza a cerrarse contigo dentro.
Y estás boca abajo y tus manos están atadas a la espalda
y desearías no haber seguido aquella señal de desvío.
Y te preguntas qué demonios estoy haciendo
En esta carretera por la que voy caminando, en esta senda que estoy tomando
En esta curva que estoy dando
En este camino que estoy recorriendo, en este sitio que estoy ocupando
En este aire que estoy respirando
¿Tan confundido estoy, tan totalmente confundido?
¿Por qué estoy caminando, hacia dónde estoy corriendo,
Qué estoy diciendo, que estoy aprendiendo
De esta guitarra que estoy tocando, de este banjo que estoy acariciando
De esta mandolina que estoy rasgueando, de esta canción que estoy cantando
De la melodía que estoy tatareando, de las palabras que estoy escribiendo
De las palabras que estoy pensando
De este océano de horas del que bebo continuamente?
¿A quién estoy ayudando, qué estoy destrozando
Qué estoy dando, qué estoy recibiendo?
E intentas con toda el alma
no pensar esos pensamientos y no permitir que
ganen terreno.
O que hagan que tu corazón lata con más fuerza
Pero tú sabes por qué dan vueltas a tu alrededor
Esperando una ocasión para salir y dejarse caer
Porque a veces los oyes cuando la noche se cierne furtivamente
Y tienes miedo de que puedan sorprenderte durmiendo
Y saltas de la cama, del último capítulo del sueño
Y no puedes recordar por más que lo intentas
si eras tú quien daba gritos en el sueño.
Y sabes que es algo especial lo que necesitas.
Y te das cuenta de que ninguna droga hará nada por aliviarte
y que no hay alcohol en la tierra que logre que tu cerebro deje de sangrar.
Y necesitas algo especial
Sí, necesitas algo especial, de acuerdo.
Necesitas un tren que vuele rápido sobre una vía de tornado
para que te lance a algún lugar y te traiga de regreso.
Necesitas un ciclón sobre la sirena de una máquina de vapor
que siempre ha estado haciendo ruido y tronando y soplando
que conoce tus problemas más de cien veces.
Necesitas un autobús Greyhound que no prohíba raza alguna
que no se burle de tu aspecto, tu voz o tu cara.
Y que cualquiera que sea el número de apuestas en el libro
siga rodando mucho tiempo después de la manía del chicle.
Necesitas que abra una nueva puerta
para mostrarte algo que ya has visto antes
pero que pasaste por alto unas cien veces, quizás más.
Necesitas algo que te abra los ojos.
Necesitas algo que te haga comprender
que eres tú y nadie más el dueño
del sitio que ocupas, del lugar en que estás sentado.
Que el mundo no te tiene vencido
Que no te tiene derrotado.
No puede volverte loco no importa cuántas veces
puedas ser maltratado.
Necesitas algo especial, de acuerdo.
Necesitas algo especial que te dé esperanza,
aunque esperanza sea sólo una palabra
que quizás dijiste o quizás oíste
en el rincón de alguna curva muy abierta.
Pero eso es lo que necesitas y lo necesitas de verdad, amigo
Y tu problema es que lo sabes demasiado bien.
Por que parece que empiezas a sentir escalofríos
Porque no puedes encontrarlo en un billete de dólar
Y no se encuentra en el antepecho de la ventana de Mary
Y no se encuentra en el mapa de carreteras para niños ricos
Y no se encuentra en el club de estudiantes para niños ricos
Y no se saca de ninguna semilla de trigo de Hollywood
Y no se encuentra en ese escenario de débil iluminación
Con esos comediantes medio tontos encaramados en él
Declamando a gritos y desvariando y llevándose tu dinero
Y piensas que es divertido
No, no puedes encontrarlo en ningún club nocturno o club náutico
Y no se encuentra en los sillones de ningún club de lujo
Y tan seguro como que existe el infierno te dirás
Que por mucho que frotes
No lo encontrarás en el resguardo del billete
No, no está en los chismes que la gente te está contando
Y no está en la loción contra granos que la gente está vendiéndote
Y no está en ninguna casa hecha con una caja de cartón
O bajo la blusa de ninguna estrella de cine
Y no puedes hallarlo en el campo de golf
Y el tío Remus no puede decírtelo y tampoco Santa Claus
Y no está en el peinado de crema o en los vestidos de algodón dulce
Y no está en los maniquíes de los almacenes baratos ni en los comics
de los chicles,
Y no está en los ruidos de malvavisco de las voces de pastel de chocolate
Que vienen llamando y golpeando en la envoltura navideña
Diciendo: ¿no soy guapo, no soy lindo?, y mira mi piel
Mira el brillo de mi piel, mira el resplandor de mi piel
Mira la risa de mi piel, mira el llanto de mi piel
Cuando ni siquiera puedes sentir si tiene entrañas
Esa gente tan hermosa, con sus cintas y sus lazos
No, ni hoy ni ningún otro día
Lo encontrarás en los umbrales hechos de papel maché
Ni en la gente de dentro hecha de melaza
Que cada dos días compra un nuevo par de gafas de sol
Y que no está en los generales de cincuenta estrellas ni en los farsantes
Que te denunciarían por la décima parte de un penique
Que respiran y eructan y se encorvan y se rompen
Y antes de que puedas contar hasta diez
Lo harán otra vez pero a tus espaldas en esta ocasión
Amigo mío
Los que giran y reparten y dan vueltas y se mueven rápidamente
Y que juegan con todos en su mundo de caja de arena
Y no puedes encontrarlo en los tontos sin talento
Que están a tu alrededor adulando
Y que hacen las leyes para los que tienen talento
Y no está en los que no tienen talento y creen que lo tienen
Y piensan que te están engañando
Los que saltan al furgón
durante un rato porque saben que está de moda,
correr una aventura, salir pitando de ahí
y hacer toda clase de dinero y acostarse con todas las chicas posibles.
Y te gritas a ti mismo y arrojas el sombrero
Diciendo: ¿tengo que ser de esta manera?
¿no hay nadie aquí que sepa de qué voy yo?
¿no hay nadie aquí que sepa cómo me siento?
Dios Todopoderoso
NADA DE ESTO ES REAL
No, pero ése no es tu juego, ni siquiera tu estilo
No puedes oír tu nombre, no puedes ver tu cara
Tienes que mirar a otro lado
Y ¿dónde buscas esa esperanza?
¿Dónde buscas ese petróleo que mana a borbotones?
¿Dónde buscas esa vela que brilla?
¿Dónde buscas esa esperanza que sabes que está allí
Y fuera de allí en algún otro lugar?
Y tus pies sólo pueden caminar por dos clases de carretera
Tus ojos sólo pueden mirar por dos clases de ventanas
Tu nariz sólo puede oler dos clases de vestíbulos
Y puedes tocar y dar vueltas
Y girar dos clases de picaportes
Tu puedes ir a la iglesia que se te antoje
O puedes ir al Brooklyn State Hospital
Encontrarás a Dios en la iglesia que hayas elegido,
Encontrarás a Woody Guthrie en el Brooklyn State Hospital

Y aunque sea sólo mi opinión
Y quizá tenga razón o quizás esté equivocado
Encontrarás a los dos
En el Gran Cañón
Al atardecer.

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