El grupo Por la voluntad propia, formado mayoritariamente por intelectuales, políticos y escritores, defiende despenalizar el suicidio asistido para los ancianos cansados de vivir. “La vida es un derecho, no un deber. Y la ayuda al suicidio debe legalizarse, a partir de los 70 años, para las personas sanas que no deseen seguir viviendo”, afirmaba hace unos días Marie José Grotenhuis, holandesa de 62 años portavoz del grupo.
En 2002, el Parlamento holandés aprobaba la actual Ley de Eutanasía. Se necesitaban 40.000 firmas para solicitar el debate parlamentario que permitiera aprobarla. Por la voluntad propia ya han conseguido más de 125.000, y ahora esperan que los políticos discutan la propuesta.
"Han llevado vidas independientes y responsables y consideran lógico decidir sobre su muerte" explica Grotenhuis. "Cada año unos 400 ancianos se quitan la vida de forma violenta en Holanda. No se trata de enfermos terminales o desesperados, porque existe la eutanasia. Son personas mayores que sienten que la muerte ha pasado de largo, olvidándoles", añade.
Para evitar abusos, el grupo propone que se cree un cuerpo de especialistas adiestrados en el suicidio asistido, formado por psicólogos, enfermeras y guías espirituales o religiosos, que se encargarían de comprobar la firmeza del deseo de morir del anciano y descartar presiones en el entorno de éste. Estos profesionales obtendrían el título de “certificado de vida vivida”.
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