UGT y CCOO han convocado, esta mañana, un acto con la presencia de la izquierda política y educativa para defender al juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, que está imputado en tres causas por el Tribunal Supremo. La secretaria general del PP, María Dolores Cospedal, ha afirmado que este apoyo es un “disparate” y un “atentado contra la democracia”. Parece ser que Cospedal ha olvidado, si es que alguna vez lo supo, el verdadero significado de la palabra democracia. Además ha insistido en que este acto trata de “presionar” al juez Luciano Varela, el magistrado del alto tribunal que ha firmado los autos más duros contra Garzón por investigar los crímenes del franquismo y que, según Cospedal, “ejerce su magistratura de acuerdo con la Ley”.
Gaspar Llamazares, presente en la protesta de esta mañana, ha asegurado que éste “es un acto democrático y perfectamente lícito en defensa de la honestidad de un juez”. Además, ha acusado a Cospedal de tener “su propia noción de la legalidad” y a añadido que a ésta “le encantaría vetar e incluso prohibir todo con lo que no está de acuerdo”.
Por otro lado, el historiador Ian Gibson, también asistente al acto, ha asegurado que la persecución que sufre Garzón es un “acto de cobardía que demuestra el miedo terrible de afrontar el genocidio”.
Éste ha sido el primero de una serie de movimientos en apoyo de Garzón que encabezará la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.
Desde esta tarde y hasta el día 22 el Consejo General del Poder Judicial se reunirá para estudiar la posible suspensión de Garzón. No dejemos que eso ocurra.
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